miércoles, 1 de octubre de 2008

Educación superior vs ¿Futuro de Colombia?

Es curioso ver como en numerosos medios de comunicación se da a conocer al publico en general y es dispuesto a los interesados jóvenes, un sin fin de opciones para elegir a la hora de encontrar un que hacer y mas que eso, de aprender a hacer, brindado por las universidades e institutos de educción superior, una vez éstos llegan al momento crucial en sus vidas de "elegir" su futuro.
Todo ese volumen de información puesto a nuestros pies y atiborrando las páginas de los diarios del país, retardando el inicio de nuestros programas de televisión y radio favoritos; parece ser casi utópico, pues uno se esperaría que con tanta oferta no se sufra, primero por la demanda (hago alusión no a la demanda presentada por los aspirantes, sino a la oferta real vs la demanda de estos mismos) y segundo, como algún día un dirigente político mencionó sobre el tema de la apertura económica, "la competencia en esos casos sólo puede beneficiar finalmente al consumidor", que en este caso, supuestamente sería aquel "muchacho" (o no tan "muchacho") soñador, que aspira a desarrollar un papel en la compleja maquinaria profesional y laboral de nuestro medio, para aportar desde la misma a construir patria.
Hace algunos años, mientras me presentaba a algunas facultades de medicina de mi ciudad natal; en donde la reputación de la escuela de medicina es excepcional, me causó muchisimo impacto que ante la inducción que nos presentó a quienes habíamos sido admitidos a una de las facultades, el decano de ésta, que había sido decano de la mas prestigiosa facultad de medicina del país, también ubicada en mi ciudad, dijo que había disminuido el número de cupos para admisiones de aspirantes en ambas facultades las cuales había tenido el privilegio de gerenciar, por el alto número de médicos que había en el medio; en un tono jocoso y relajado nos dijo a manera de broma, "es que se nos va a acabar el trabajito con tanto medico que esta saliendo por ahí".
Es sólo una anécdota inofensiva, para ejemplificar y reflejar una realidad oscura y triste para el futuro desarrollo de nuestro país.
Somos un país tercermundista, subdesarrollado, ubicado en un área estrictamente tropical en su gran mayoría; en donde los médicos sinceramente no van a sobrar en muchisimo tiempo, al igual que numerosos profesionales en otras áreas, ¿creemos justo que se generen debates sobre la pertinencia de impartir uno de los mas nobles, desde un punto de vista ético, bondadoso y servicial y naturalmente necesario conocimiento a jóvenes y aspirantes a este?
El problema no se limita a la labor médica, quiero aclarar que hablo de ello, porque es el que mas manejo, pero es casi inconcebible que en un país con tantas necesidades, se restrinja el conocimiento a unos cuantos, y no sólo de esa manera; es bien claro que un país tercermundista, no ofrece para sus ciudadanos bajo ninguna circunstancia un salario mínimo apropiado para suplir enteramente sus necesidades, en Colombia el salario mínimo ronda los 580.000 pesos, de los que a un obrero promedio le quedan luego de pagar por todas sus necesidades de vivienda, alimentación, salud y demás, menos del 30% en el mejor de los casos; en un estudio recientemente contratado por las principales universidades del país, se estableció el salario promedio para una persona con un titulo profesional en 1300.000 pesos; lo que evidentemente nos permite abducir la importancia de la educación superior en el país, siendo esta misma remuneración no acorde al grado de esfuerzo, dedicación, responsabilidad y conocimiento que supone el trabajar como un profesional en determinada área. Lo realmente preocupante y el verdadero punto de la discusión es ¿cómo el obrero que debenga el salario mínimo legal, puede de alguna forma costear una universidad o un centro de educacion superior, en donde, en los casos de las universidades privadas, los costos de matricula semestral oscilan entre 2'000.000 de pesos y 6'200.000 de pesos, si no es mayor la cifra?. Ahora bien, el argumento final a ésto sería la existencia de universidades públicas que ofrecen costos que son apenas accesibles para el obrero promedio; pero como recordaran, "hay demasiados médicos en el medio que nos van a dejar sin trabajito".
Entonces, me es inevitable preguntarme, ¿cuando como país, esperamos salir de nuestras crisis a académica, investigativa, económica y social, si a nuestros jóvenes se les niega, de una forma tal vez indirecta, adquirir el conocimiento para construir patria y lo único que realmente tienen a la mano es el camino de la destrucción?

Carlos Andrés Ruiz G.

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